viernes, 18 de mayo de 2012

Fábula: Los Tres Cerditos

Es una fábula de la cuál las primeras ediciones datan del siglo XVIII.  Se considera que la historia puede ser más antigua.  En 1933 una historia fue hecha por Walt Disney y la popularizó.

Existen varios finales para esta historia, en la historia que publico se presenta uno de estos.

  LOS TRES CERDITOS

Junto a sus papás, tres cerditos habían crecido alegremente en una cabaña del bosque. Y como ya eran mayores, sus papás decidieron que era hora de que hicieran, cada uno, su propia casa. 


Los tres cerditos se despidieron de sus papás, y fueron a ver cómo era el mundo.  El primer cerdito, el perezoso de la familia, decidió hacer una casa de paja. En un minuto la choza estaba hecha. Y entonces se echó a dormir.  


El segundo cerdito, un glotón, prefirió hacer una cabaña de madera. No tardó mucho en construirla. Y luego se echó a comer manzanas. 


El tercer cerdito, muy trabajador, optó por construirse una casa de ladrillos y cemento. Tardaría más en construirla pero se sentiría más protegido. Después de un día de mucho trabajo, la casa quedó preciosa. 
Pero ya se empezaba a oír los aullidos del lobo en el bosque. No tardó mucho para que el lobo se acercara a las casas de los tres cerditos. Hambriento, el lobo se dirigió a la primera casa y dijo:

  • ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplaré y tu casa tiraré!. 

Cómo el cerdito no la abrió, el lobo sopló con fuerza, y derrumbó la casa de paja. El cerdito, temblando de miedo, salió corriendo y entró en la casa de madera de su hermano.  El lobo le siguió. Y delante de la segunda casa, llamó a la puerta, y dijo:


  • ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplaré y tu casa tiraré!

Pero el segundo cerdito no la abrió y el lobo sopló y sopló, y la cabaña se fue por los aires. Asustados, los dos cerditos corrieron y entraron en la casa de ladrillos de su hermano.  Pero, cómo el lobo estaba decidido a comérselos, llamó a la puerta y gritó:

  • ¡Ábreme la puerta!¡Ábreme la puerta o soplaré y tu casa tiraré!

Y el cerdito trabajador le dijo:

  • ¡Sopla lo que quieras, pero no la abriré!

Entonces el lobo sopló y sopló. Sopló con todas sus fuerzas, pero la casa no se movió. La casa era muy fuerte y resistente. El lobo se quedó casi sin aire.


Pero aunque el lobo estaba muy cansado, no desistía. Trajo una escalera, subió al tejado de la casa y se deslizó por el pasaje de la chimenea. Estaba empeñado en entrar en la casa y comer a los tres cerditos como fuera. Pero lo que él no sabía es que los cerditos pusieron al final de la chimenea, un caldero con agua hirviendo. 


Y el lobo, al caerse por la chimenea acabó quemándose con el agua caliente. Dio un enorme grito y salió corriendo para nunca más volver. 


Y así, los cerditos pudieron vivir tranquilamente. Y tanto el perezoso como el glotón aprendieron que sólo con el trabajo se consigue las cosas.

FIN


No hay comentarios:

Publicar un comentario